Cornejo analiza una revisión de tarifas, paritarias a medias y más freno a gastos

La administración de Alfredo Cornejo –y de ella en particular dos áreas, las de Hacienda y de Gobierno a cargo de Víctor Fayad y de Natalio Mema en ese orden–, se prepara para analizar a fondo el impacto real que tendrá para el tesoro provincial y el Presupuesto 2024, las medidas del programa de estabilización que la presidencia de Javier Milei está a punto de presentar y de encarar, tras aquellas diez medidas de ajuste clásico que fueron anunciadas el martes por el ministro de Economía, Luis Caputo.
Ese paquete, el de Caputo precisamente con la devaluación incluida superior al 100 por ciento, no sólo ha hecho ingresar en una situación de zozobra absoluta a la sociedad. También al Estado, a sus cuentas y a la prestación de servicios. De ahí que, una vez realizado el análisis, que no sería más que una proyección en principio y estimada de lo que se avecina, no se descarta el ajuste sobre algunas partidas, una posible reformulación de las mismas y otra vez un temido e inesperado nuevo recalculo de ciertas tarifas, como la del transporte que se ha ganado todos los números.
En todo eso se sumergía en el inicio del fin de semana el gobierno mendocino, con un Cornejo en Buenos Aires, para ser parte del recambio de autoridades en el radicalismo y más que nada para recibir el adelanto del encuentro que los gobernadores esperan tener este martes con Guillermo Francos, el ministro del Interior y el encargado de la planificación y la logística de un cónclave, el primero de esta característica y del que podría ser parte el propio Milei.
La reversión del impuesto a las ganancias –decisión que se guardó el presidente para sí, aunque lo haya votado a favor desde su banca de diputado, como parte de la negociación política que se ha abierto entre la nación y los gobernadores–, es el motivo central de la reunión del martes, con la restitución de los fondos vía coparticipación que las provincias perdieron con aquella eliminación del impuesto que recae en el salario de los trabajadores alcanzados. Para Mendoza, el cálculo aproximado para el año próximo podría orillar los 170 mil millones de pesos, aunque se trata de una cifra estimada y aproximada. Pero el presidente incluiría, además de los propios gobernadores sus intereses particulares, otros temas, en una agenda casi exclusivamente de orden económico y financiero en medio de la incertidumbre por el impacto del ajuste en un sentido amplio, no sólo circunscripto a lo puramente fiscal.
Cornejo ha puesto a los ministros a evaluar cada una de las partidas de un presupuesto que no tiene un ancla o una referencia nacional, ante la ausencia de uno similar para el gobierno de Milei. Y si bien se ha afirmado en varias oportunidades que los números de la provincia marchan ordenados, no descartan hacer algunas priorizaciones en el gasto, haciendo foco en lo imprescindible, de acuerdo con lo mencionado por las fuentes oficiales consultadas, y posponer algunos otros “en caso de ser necesario”, se ha afirmado.
En principio, el foco se pondría en las paritarias que indefectiblemente se tendrían que reabrir para el primer trimestre del nuevo año por el fenomenal incremento en la inflación que se espera desde diciembre en adelante, con cifras temerarias del orden del 30 y hasta del 40 por ciento mensual. Tan es así que fue el mismísimo Milei, el viernes cerca del mediodía, en ese sorprendente e inesperado vivo que hiciera desde su cuenta de Instagram, quien admitió que la inflación estaría viajando al ritmo del 1 por ciento diario, superando en la proyección el 3.600 por ciento anual. Ese estado de desboque total en los precios de la economía es lo que el plan del gobierno, con ajuste más incremento impositivo “transitorio” para las actividades productivas, pretende evitar, de acuerdo con la promesa y el objetivo planteado por la administración libertaria.
A la atención puesta en las paritarias se le suma la revisión de todo el sistema de transporte, quizás lo más afectado en la disminución del subsidio nacional, pero por sobre todo por el impacto de la devaluación y el aumento de los combustibles el que ha orillado el 80 por ciento en una semana. Respecto de las paritarias, en el gobierno ya adelantan informalmente a los gremios que la recomposición podría no alcanzar el impacto inflacionario y sobre el transporte público dos aspectos centrales: un plan de eficiencia en el servicio, el que podría incluir el recorte de algunas frecuencias y un aumento en la tarifa, incluso por arriba del previsto para febrero de los 200 pesos para el tramo mínimo. “Otro aspecto bajo la lupa es el del ritmo de la obra para los próximos meses”, resumió un funcionario de confianza del gobernador Cornejo, a modo de ejemplo de todo lo que está en estudio por el impacto de las medidas que ya entraron en vigencia, más las del programa de estabilización en elaboración y parte y contenido de una suerte de DNU “monstruoso” por el volumen y extensión de las medidas. El punto de todo este lío es la medición del impacto real de lo anunciado y ejecutado, en una economía maltrecha que sufrirá más en el camino a una ansiada y supuesta recuperación.
La devaluación y la recesión que se avecina, dominan la escena oficial. Y a todo lo descrito se suman las partidas con asignaciones directas que se disminuirían y que hasta podrían duplicar el gasto provincial para esos fondos especiales que se nutre con los envíos del Ejecutivo nacional y que la Era Milei adelantó que se suspenden. Allí están los conocidos Fondo de Incentivo Docente y el Remediar que reúne recursos para la adquisición por parte del Estado de medicamentos para enfermedades complejas o catastróficas y que tienen componentes importados.
Fuente: Elsol