Boca ganó y llega dulce al Súper
Con goles de Briasco y Langoni, se impuso 2-1 a Colón y ya se prepara para enfrentar a River. Además, quedó a cuatro del líder Gimnasia.
No es un súper equipo. Está lejos de eso. Pero Boca va. Gana (van tres triunfos al hilo). Resiste (con su arquero siempre salvador). No pierde (lleva siete sin caer). Y da pelea. En la cancha. Y en el campeonato. Boca va, señor. Y ahora va por River, nada menos. Por el gran golpe gran. Por lo pronto, lo que logró en Santa Fe no es poco. Claro que no. Esta vez con muchos cambios (fueron siete), otra vez con un Langoni decisivo, goleador, de racha, que marcó el 2-1 definitivo ante Colón como lo hizo hace una semana contra Atlético Tucumán, el equipo de Ibarra se fortalece, levanta la voz, dice acá estoy…
Con esta victoria, sufrida como todas las que valen mucho más que tres puntos (en la previa a un clásico, lo anímico y la confianza ganada implican un plus), el Xeneize quedó a cuatro del puntero Gimnasia, a la espera del partido de este lunes de Atlético Tucumán con Banfield. En el peor de los casos, seguirá a seis del líder. De mínima, dará pelea. De máxima, le avisó a River que llega con el cuchillo entre los dientes.
El primer tiempo ante el Sabalero tuvo de todo. Sí, de todo. Dos tapadas de Rossi en seis minutos; el 1-0 anulado por offside a Wanchope que evitó la ley del ex; el gol de Briasco en su primer partido oficial en diez meses; una situación clarísima que confirmó que para Benedetto la sequía goleadora nao tem fim (ya van diez encuentros); el penal evitable del arquero de Boca a Ávila, que esta vez no lo convirtió en héroe ante el Pulga (igual no estuvo tan lejos de atajarlo); las cinco amarillas (cuatro en el visitante) por infracciones que en algunos casos rozaron la roja (la de Payero a Julián Chicco, por caso)…
Al fin de cuentas, fue un 1 a 1 parcial que terminó con más acciones (y cortes) que juego, con más roce que fútbol, con más idas y vueltas que control. Boca y Colón, en efecto, se repartieron la pelota, las situaciones, la intensidad y hasta el resultado.
En esa etapa, apenas algunos puntos para resaltar en el equipo de Ibarra: batallador Briasco, picante Langoni, intermitente Benedetto, decisivo Fabra (sobre todo en la asistencia a Norby para el 1-0), inestable Rolón, con buenas y malas la mayoría (por ejemplo, Rojo en su regreso tras seis encuentros).
En la segunda etapa, ese escenario no cambió demasiado al menos en el arranque. Boca, de hecho, volvió a mostrar viejas deudas en su juego, como la falta de generación y de sociedades para la construcción. Fue un equipo largo, sin conexiones. Por eso, el banco visitante se movió primero: Vázquez por Briasco y Aaron Molinas por Óscar Romero.
La frescura de Molinas y el doble nueve Benedetto-Vázquez no habían cambiado demasiado el escenario. Incluso, Colón estaba mejor en el partido y había tenido una chance clarísima para poner el 2-1: un tapadón de Rossi a Bernardi, cara a cara con el gol.
Todo, hasta que los 28 Boca armó lo que tanto le cuesta: una sociedad de pases, que derivaron en un remate de media distancia de Payero, el rebote largo del arquero Chicco y la aparición oportuna de Langoni, de nuevo héroe, de nuevo salvador, de nuevo decisivo para darle a su equipo un plus en el momento más oscuro. Por olfato, por concentración, por optimismo, el pibe aprovechó así (y de qué manera) la última pelota que tocó antes de salir reemplazado por Brandon Cortés.
A partir de ahí, el partido se abrió otra vez. Boca sufrió lo que sufren los equipos que saben que esta clase de triunfos vale mucho más que tres puntos para la pelea del título: lo tuvo Schott, lo tuvo Farías (la tiró afuera en inmejorable posición para definir), lo tuvo Wanchope de nuevo, lo tuvo Goltz, lo tuvo Pierotti… Pero el Xeneize resistió. En los guantes de Rossi (de nuevo clave), en el aguante de todos. Incluso, con una línea de cinco (Weigandt, Figal, Roncaglia, Rojo Fabra) que hasta bien podría ser una prueba para el superclásico, con otros intérpretes, claro está…
Ganó Boca. No es súper equipo. Pero llega al Súper bien arriba…
Fuente: Olé