“No me apasiona el cargo de vicepresidente”

“No me apasiona el cargo de vicepresidente”

Al frente de la Unión Cívica Radical nacional, el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, no se ha andado con vueltas para hacerle reclamos al presidente Mauricio Macri, como espacios para su partido en la toma de decisiones de Cambiemos. Además, su nombre viene sonando como compañero de fórmula ante una candidatura para la reelección del máximo líder del PRO. Y para San Juan no es un mandatario más, ya que es clave el vínculo con la vecina provincia en temas como la vitivinicultura. DIARIO DE CUYO viajó a la vecina provincia y dialogó con el líder radical, quien aseguró que la prohibición a la importación es una “política de patas cortas”, resaltó que un cargo de vicepresidente no lo apasiona y deslizó críticas a Elisa Carrió, entre otros puntos.

A pesar de integrar Cambiemos, usted es crítico, por ejemplo, con el ministro Juan José Aranguren. ¿Le ha traído algún inconveniente en la gestión?

– Me he referido a como ha sido la tarifa del gas en general y las dificultades que ello acarrea. La verdad que ha sido difícil dialogar con él, no solamente en ese tema sino en muchos, en los que tiene una posición y la mantiene a pie juntillas. No está dispuesto a ceder nunca nada en sus interlocuciones. Pasó en los proyectos de energía solar, por ejemplo. La verdad que a veces esa inflexibilidad la ha pagado cara el propio Gobierno. Como fue en el anterior aumento del gas, en el que hubo marchas y contramarchas por no haber sido perfectamente planificada y no haber buscado mayor niveles de consenso. Acá lo que hay que distinguir es que Cambiemos, con el presidente Macri a la cabeza, está tratando de sincerar una situación que era de energía regalada a costo de mercado. Eso hay que apoyarlo y hay que ser muy hábil para explicárselo al ciudadano que tiene que hacer un esfuerzo. Y paralelamente hay que darle gestos que le hagan creer en esa situación. Entonces, cuando Aranguren dice que no traería sus recursos que tiene afuera porque no está confiado que el país es un buen lugar para invertir, no está dando buenas señales.

– ¿Cree que Aranguren es el único?

– Puede haber otros. El punto es que Aranguren es el principal vocero de las tarifas, que son las cosas que más van a golpear en la clase media, porque los sectores más pobres tienen tarifa social. Por eso es importante ese gesto.

¿Se terminaron los aumentos de tarifas?

– No, el incremento de tarifas se termina a fin de año. Hay dos aumentos en materia de gas: uno ahora y otro a finales del último trimestre.

– Entonces, el Gobierno no cumpliría con la meta inflacionaria…

– No podría decirlo. Sí puedo decir que el gobierno del presidente Macri va en la dirección correcta de resolver los problemas económicos macro que tiene el país. La inflación va reduciendo con respecto a lo que se tenía, aunque no a la velocidad que el Gobierno y la mayoría de los argentinos quiere. En los aspectos fiscales se viene reduciendo el déficit y también venimos levantando levemente en los aspectos de comercio exterior. El Gobierno está construyendo una economía sensata, razonable, que es a lo que aspiramos la mayoría de los argentinos.

– ¿Eso va a ocurrir el año que viene o a principios de este año?

– Hay pequeños atisbos de mejoría económica, como el último trimestre de 2017, que mejoró el consumo. Lo que está claro es que esa mejoría y crecimiento económico que se está dando no es masivo como para que afecte en la vida cotidiana de cada uno de los argentinos

En plano político, ¿la UCR no se ha sentido contenida por Cambiemos en la toma de decisiones?

– El desafío de Cambiemos es ser más Cambiemos y menos UCR-PRO.

– ¿Qué diferencia hay?

– Hay una mayoría de ciudadanos que está esperanzada en que la coalición Cambiemos dé previsibilidad de mediano y largo plazo. Que el plan que está desarrollando va a ser para muchos años en el futuro inmediato y mediato…

– Por lo que dice, el proyecto no se ha consolidado…

– El proyecto se consolida cuando los ciudadanos ven que es un proyecto que viene para quedarse por muchos años y que no es la unión de uno o tres partidos para una competencia electoral. Es una coalición que viene a gobernar la Argentina por muchos años, que es más fuerte que los dirigentes que hoy momentáneamente están.

El resto de los socios de Cambiemos, como Carrió, ¿entienden ese mensaje?

– Creo que algunas de las manifestaciones públicas de Carrió representan el mismo sentir que el mío. En alguna de las cosas que dice me siento representado.

– ¿Y en cuáles no?

– Algunas cosas que contribuyen a mayor ruido. Por ejemplo, el ataque al presidente de la Corte Suprema de Justicia. Eso contribuye a un mayor ruido que la Argentina no necesita en este tiempo.

– ¿Le gustaría ser candidato a vicepresidente?

– No me apasiona el cargo de vicepresidente. Ha surgido porque lo han mencionado medios nacionales, no desde mi partido, porque nadie ha hecho ningún comentario ni nada que yo haya planteado en ningún lado.

– Su partido reclamó un lugar en la fórmula presidencial…

– Claro. En el radicalismo, mucho antes que yo asumiera como presidente, había declaraciones públicas sobre que queríamos mostrar una mayor pluralidad y que no sean los principales lugares para el PRO y la Ciudad de Buenos Aires. Esa es una propuesta poco regional, integradora y federal que el Presidente y la Vicepresidente, no es una crítica a ella, que sean de la Ciudad de Buenos Aires y del mismo partido.

Si tras las negociaciones políticas la UCR queda relegada, ¿qué van a hacer?

– La prioridad del radicalismo, por lo menos mientras yo esté como uno de sus voceros, es priorizar la marcha del país, en la que hay que fortalecer Cambiemos. Una parte de la ciudadanía, fundamentalmente los sectores medios y medios bajos, es la que más ha sufrido el populismo en los últimos años. Ellos están esperanzados con Cambiemos, en una propuesta muy superior, y no con la UCR-PRO.

– Como presidente de la UCR a nivel nacional conoce la situación de su partido en San Juan, aunque esa sea una realidad muy distinta a la de Mendoza…

– Claro. Es mucho más débil la de San Juan.

– Es casi un hecho que el PRO y el partido del senador Roberto Basualdo, socios en Cambiemos San Juan, se van a quedar con los principales cargos en disputa para el año que viene. ¿Hay alguna forma de que la UCR sanjuanina pueda torcer eso?

– Yo voy a ayudarlos porque creemos que el radicalismo puede aportar mucho en San Juan por nuestra filosofía, ideas de libertad e historia. Además, hay algunos dirigentes que son valiosos, como el diputado y presidente del partido, Eduardo Castro. Creo que le puede aportar mucho a San Juan. El que tenga la mirada mezquina de que el PRO o quien sea tiene que avasallar al resto de los integrantes del frente, no contribuye en nada a dar una idea de más Cambiemos.

-¿Reclamarán algún lugar de preponderancia?         

– Sí, pero dependerá también de la construcción futura que hagamos en el lugar. En la medida que haya Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), que haya un régimen electoral competitivo, no depende tanto de las cuotas por partido sino de los dirigentes que puedan tener alguna preferencia en el electorado. También hay que hacer encuestas, hay que medir. En las provincias, sea San Juan o cualquiera donde no gobernamos, la constitución de las listas a futuro tienen que ser más que por cuotas de partidos, deben ser con dirigentes que tengan prestigio social, político y que los ciudadanos estén dispuestos a votarlos. Porque de qué vale que nos repartamos por cuotas las candidaturas, el 50 por ciento a la UCR y 50 por ciento al PRO, si no hay votos detrás.

– ¿Y qué figura ve?

– En San Juan hay que construirla. La otra vez conocí a un dirigente del Gran San Juan que está de intendente que hizo una muy buena tarea que no es de la UCR. Eso no importa. Los que vi de las encuestas es que está bien valorado y demás. Creo que hay que buscar, insisto, más que la cuota partidaria, las cuotas de adhesiones, de prestigio que tengan los dirigentes. Si hay una persona del PRO o del grupo de Basualdo, como el intendente Orrego, que miden mejor en las encuestas y están mejor ranqueados que un radical, ¿por qué vamos a distribuir las candidaturas sólo por la cuota partidaria? Hay que ser razonable en eso.

¿Ve algún departamento en el que estén en condiciones de pelear?

– Se ve al Partido Justicialista muy fuerte en San Juan y al gobernador Uñac con buena imagen, pero la verdad es que en las elecciones nadie tiene los votos cautivos ni ganados. Creo que eso es lo apasionante, lo estimulante, por lo que podríamos organizar una fuerza competitiva si somos inteligentes y si comenzamos a elegir bien los candidatos. De hecho, en la última elección hemos tenido triunfos en algunos departamentos, fundamentalmente en la Capital, que son por lo menos halagüeños. Alguna esperanza dan de que se pueda trabajar.

Hay varias provincias, entre ellas San Juan, que están pensando en adelantar las elecciones. ¿Qué opina? ¿En Mendoza se van a adelantar?

– Lo importante de esto es que los dirigentes estén sujetos a normas, que haya reglas claras y no que se cambien tres meses antes de las elecciones. Hay algunas provincias, como Córdoba, Entre Ríos, que están por cambiar la ley electoral cuando la modificaron hace dos años. Piensan acomodarla a conveniencia del oficialismo. Si la norma dice que las elecciones se pueden hacer separadas de la Nación y la norma ya está predispuesta, no veo nada mal que alguien defina adelantar el cronograma.

– Lo que ha ocurrido en San Juan es que hubo un cambio en la ley electoral para modificar las fechas. Es decir, lo que decía el Código es que había un tope de 120 días. Eso se ha estirado a 180 días para separar más la elección local de la nacional, que es en agosto y octubre.

– Si ya estaba en la ley no lo veo mal. Pero es inevitable hacer especulaciones acerca de qué le conviene más al Gobierno. Y bueno, será el ciudadano el que lo juzgue.

– ¿Lo está pensando para su provincia?     

– Si me pregunta institucionalmente y por el manual de la buena ciudadanía, de las buenas instituciones políticas, las elecciones municipales debieran ser separadas de las provinciales y las provinciales separadas de las nacionales. Porque a mi criterio, la agenda municipal, las facultades y competencias de un municipio de recoger la basura, la salubridad, el cuidado del arbolado y demás es una agenda. El sistema de salud pública, la seguridad, la administración de justicia, la producción y demás, es una agenda puramente provincial. Y la agenda nacional de política exterior, macroeconomía… es muy distinta. Entonces, lo lógico para el ciudadano, a la hora de tomar la decisión de a quién apoyar con su voto, sería que las agendas municipales, provinciales y nacionales están separadas.

– No lo descarta entonces.

– No, no lo descarta Mendoza. También ocurre que la legislación nacional tiene un incentivo que es, si se hacen conjuntas, se abaratan muchísimos los costos. Entonces uno está siempre tironeado entre la agenda local autónoma y la nacional. Y paralelamente está la especulación en el medio que hace cualquier persona, analista o político.

En el plano interprovincial, hubo una queja de Uñac con el Plan Belgrano que lanzó el gobierno nacional. El Presidente lo ha relanzado y el Gobernador dijo que tanto San Juan, Mendoza y otras provincias quedábamos desprotegidas. ¿Coincide?

– Objetivamente, tenemos un problema de logística en Mendoza, San Juan y toda la zona Cuyo. Estamos muy lejos de los puertos. Está muy cara la logística de llevar, con lo cual comparto esa mirada. Pero también debo decir que hay un plan que está en marcha de mejoramiento de rutas y de incorporación del ferrocarril, como el San Martín, que en el caso de Mendoza va a Buenos Aires, y de Buenos Aires va a Rosario, a los dos puertos. Tenemos un plan de inversiones fuerte con la Nación a los puertos de Chile, que tiene que ver con el paso Los Libertadores. San Juan tiene un megaproyecto que es Agua Negra al puerto de Coquimbo. Nosotros y nuestra región no debe dejar de mirar Chile y el Asia-Pacífico, donde hay grandes oportunidades de negocios para nuestros productos. Ambas provincias tienen producción agraria, vitivinícola, uva, aceite de oliva y otras cosas que nos identifican. Cada vez los dos tenemos mejor calidad, porque San Juan ha mejorado su calidad de vinos. Tenemos el desafío de vender cada vez más nuestros productos para llevarle más riquezas a nuestras provincias y la verdad que el problema que tenemos es logístico.

– Dice que San Juan ha mejorado la calidad de sus vinos…

– Esa es nuestra impresión. Por su puesto le faltará mucho por hacer, pero a nosotros también. Acá estamos teniendo la necesidad de hacer una reconversión vitivinícola acelerada. San Juan ha hecho una parte de reconversión con éxito.

– En San Juan, el Gobierno ha dicho que para la Nación la vitivinicultura no es prioridad. ¿Lo siente así?

– Eso es relativo. Diría que todos los gobiernos nacionales, la gestión de Cristina ferozmente, no ha tenido una mirada sobre las economías regionales. No está en la agenda por el volumen. Advierto que la única salida de la vitivinicultura es sostener el mercado interno, que no siga cayendo. La salida rápida es aumentar las exportaciones. Si bien en todos los países que producen vino está cayendo el consumo interno, también es cierto que en todos los países que no son productores está creciendo el consumo. Quiere decir que hay una oportunidad para vender más vino. Con lo cual, el principal instrumento que necesitamos de un Gobierno nacional es no tener barreras para poder vender nuestros vinos afuera. De la forma que hay que medir al gobierno nacional es qué está haciendo por la vitivinicultura. Y nos está incorporando en los acuerdos Mercosur y Unión Europea. Por lo tanto, creo que el Gobierno nacional sí está haciendo por la vitivinicultura lo que necesitamos estratégicamente para poder vender más afuera.

¿Y en el caso de las importaciones? El año pasado hubo una queja de San Juan por las importaciones de vino desde Chile y justo se dio en el medio de las elecciones. ¿Cree que se mezcló todo?

– En las elecciones aparece lo peor de la demagogia y la respuesta fácil. Explicar problemas complejos con respuestas simples. Y las respuestas simples no necesariamente son verdades ni resuelven esos problemas complejos. El problema de la importación es un punto, pero voy a dar una respuesta políticamente incorrecta en Mendoza y San Juan: prohibir la importación va a ser una política de patas cortas.

– ¿Por qué?

– Porque se importa por dos motivos. Uno que es origen y el otro es causa. Se importa porque falta vino local, que en algunos casos es cierto porque hay malas cosechas, pero muchas veces se importa porque el precio local está alto con respecto a lo que sale importar.

– Es lo que decían los industriales…

– En la medida que tengamos la distorsión macroeconómica en nuestro país, que se refleja en alta inflación, que va regularizándose pero que no lo está totalmente, tendremos esos vaivenes de precios inestables. Entonces, quienes exportan y tienen compromisos de exportación o tienen vendida su mercadería por 10 años a los supermercados, por ejemplo, si les falta vino, van a hacer lo imposible por importarlo y cumplir esos contratos. Lo que hay que hacer es construir una economía sana y no medidas aisladas de coyuntura, de decir “este año prohibimos la importación”. No me niego a ese instrumento. Cuando uno lo toma como política, lo único que va a hacer es achatar la economía y las estrategias de comercialización, que son las que importan. Porque si el vino no se vende y pierde mercados, de qué nos sirve algunas medidas más proteccionistas. Al contrario. Esa medida en una oportunidad puede andar, pero no de manera permanente.

– ¿Cuál es su relación con Uñac?

– Es buena. Me parece una persona muy sensata, muy razonable. Tiene un espíritu colaborativo a pesar de ser del partido justicialista y eso lo valoro como una persona que no está cerrada en su pertenencia partidaria y en el afán de que fracasen los gobiernos que no son de su partido, cosa que otros dirigentes lo desean.

– ¿Qué puntaje le pondría a Macri?

– Yo le pondría un 7, de 1 a 10. Bien le pondría. En la Argenttina había que hacer cosas sensatas.

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