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Mauricio Macri y la inflación: cómo le fue en los pronósticos anteriores

Mauricio Macri y la inflación: cómo le fue en los pronósticos anteriores

De las promesas de campaña a los números del presupuesto. El cambio de 2017 y los funcionarios que quedaron “pegados”.

La última disparada inflacionaria resucitó en las redes sociales un discurso de campaña de Mauricio Macri. Allí, se jactaba de lo fácil que sería bajar la inflación que el kirchnerismo ocultaba estadísticamente. Está claro que no lo logró. Este miércoles, en conferencia de prensa, el Presidente admitió la dificultad. Pero se tentó con otro pronóstico. Bien tangible: “Bajará más de 10 puntos el año próximo”. ¿Lo hará Hasta ahora, hubo al menos cuatro vaticinios oficiales que quedaron desairados.

2016: la primera devaluación y una diferencia de 16 a 21 puntos

Una de las medidas que aún hoy el mundo y gran parte de los economistas locales le reconoce a Macri es el levantamiento del cepo, ese candado que impedía casi por completo la transacción de dólares a precio oficial. El Presidente decidió sacarlo de un solo golpe, en parte aconsejado por su entonces ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay.

Según el ex funcionario, la devaluación no se trasladaría entera a los precios internos porque muchas empresas ya los había hecho con el kirchnerismo, pues se manejaban con un dólar paralelo más caro que el oficial. Un análisis con poco anclaje en la historia local. Entonces, Macri y Prat-Gay (más el jefe de Gabinete, Marcos Peña, como vocero) hablaban de una banda de 20 a 25 puntos de inflación en 2016. También como un modo de acotar las paritarias.

Pero luego, no sólo la devaluación se trasladó casi completita sino que el primer tarifazo del (ahora ex) ministro de Energía, Juan José Aranguren, pegó también de lleno en los precios, pese a que se tuvo que morigerar para no evitar una crisis prematura.

Durante ese primer año, por el desastre en el Indec que había dejado otra dupla (la del ministro Axel Kicillof y el secretario Guillermo Moreno), el Gobierno tomaba como parámetro el índice de precios de la Ciudad de Buenos Aires, con dirección estadística propia. En 2016, el IPC porteño cerró en 41%, es decir, entre 16 y 21 puntos más que el vaticinio oficial.

2017: un sendero con lomadas y una diferencia de 7,8 a 12,8 puntos

Con poco menos de un año en el poder, en septiembre de 2016 el Gobierno envió al Congreso su proyecto de presupuesto. Con letra del aún ministro Prat-Gay pero también con parámetros de inflación del titular del Banco Central, Federico Sturzenegger, en quien Macri depositó su confianza para frenar la suba de precios.

El proyecto de presupuesto fijó una banda de 12 a 17 puntos de inflación para 2017. Los últimos meses de 2016 marcaban un sendero descendente: octubre 2,4%, noviembre 1,6%, diciembre 1,2%. Pero a medida que fue corriendo el año, otra vez las tarifas y los precios en general, empezaron a poner en duda el nuevo pronóstico.

La duda era si cerraría por encima o por debajo del número simbólico del 20%. Cuando ese límite ya se vislumbraba difuso, el Gobierno cambió su discurso: Peña dijo que “lo importante” era la tendencia a la baja y repetía que la inflación de 2017 sería menor a la de 2016. Y así fue, ya que cerró en 24,8, pero con una diferencia de entre 7,8 y 12,8 puntos respecto al vaticinio inicial.

2018: la segunda devaluación, dos pronósticos y una diferencia de entre ¿15 y 22 puntos?

Con letra de Sturzenegger, y el resultado en descenso de 2017, el Banco Central se planteó una meta por demás ambiciosa para este año: una inflación de 8 a 12 puntos. El Gobierno la imaginó otra vez como un parámetro para moderar las paritarias. Pero rápidamente esa banda quedó ridiculizada.

Diciembre ya había cerrado arriba de 3 puntos y con un dólar pos electoral hacia arriba. Los anuncios de subas de tarifas de transporte -postergadas por la elección- y energía presionaron de tal manera que, a fines de 2017, en medio de una fuerte interna, Peña anunció el cambio de metas de inflación para acercarse un poco más a la realidad: 15%.

La fuerte devaluación de abril tiró todo al demonio y el pronóstico anual quedó pulverizado en seis meses. Peña mantuvo sin embargo su discurso optimista: “Nadie tiene dudas de que la inflación de este año será menor que la del año pasado”. Pero hace menos de un mes, con el acuerdo con el FMI firmado, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, ya habló de una inflación de 27%para este año.

Hasta que el número de junio, 3,7%, el mayor en dos años, llevó los pronósticos de los analistas a un piso de 30%. La duda es si el freno en el consumo amortiguará al menos un poco el traslado de la devaluación a los precios.

Si se cumple el 30%, se volverá al principio: un desfasaje fenomenal, como en 2016. Y ni siquiera con el consuelo de haberle ganado al año anterior.

En el Gobierno responsabilizan hoy casi unánimemente a Sturzenegger por los yerros. Pero más allá de la salida de este funcionario, por los antecedentes resulta difícil aferrarse al nuevo pronóstico de Macri, que cantó menos 10 para 2019, a ver si corta la racha.

Fuente: Clarín 

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