Luchas de liderazgo: cómo definirá la disputa interna en las PASO el futuro de la Argentina

Luchas de liderazgo: cómo definirá la disputa interna en las PASO el futuro de la Argentina

Las primarias resolverán gran parte de las especulaciones de los meses previos: cuál de las dos grandes coaliciones quedará mejor posicionada, el peso relativo de Milei y, por sobre todas las cosas, el estado de salud de la democracia argentina.

Con un final abrupto y un silencio a nivel nacional que desentonó con la virulencia del resto de la campaña, la primera de -posiblemente- tres etapas que tendrá este proceso electoral llegó a su fin antes de lo previsto. Las PASO del domingo resolverán gran parte de las especulaciones electorales de los meses previos: cuál de las dos grandes coaliciones quedará mejor posicionada de cara a octubre, el peso relativo de Milei y su discurso antisistema y, por sobre todas las cosas, el estado de salud de la democracia argentina.

Los 14 tests provinciales previos que definieron resultados en 2023, si bien no pueden tomarse como una tendencia nacional porque las motivaciones de votación son distintas a las de una elección nacional, sí empezaron a preconfigurar el mapa del año próximo, en el que los oficialismos renovaron salvo por tres provincias que determinan un crecimiento territorial para Juntos por el Cambio: San Luis, San Juan y Chubut. El otro dato fue el ‘voto bronca’, expresado a través del ausentismo y del voto blanco que creció con diverso tenor en las provincias.

En ese contexto complejo a nivel institucional y con un escenario socio-económico difícil para la economía cotidiana, Juntos por el Cambio y Unión por la Patria dirimirán su primacía en las urnas. Ambos llegan con dos primarias muy distintas: mucho más dinámica la de la coalición opositora, con una puja entre dos tipos de liderazgo –Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich– y coincidencias de tipo programático.

El oficialismo, por su parte, presenta dos opciones –Sergio Massa y Juan Grabois– que encarnan visiones contrapuestas del modelo económico a construir y las formas de hacerlo. En algún punto lógico, los centros de ambas opciones mayoritarias se tocan y hasta se asemejan bastante.

Nos encaminamos quizás a las elecciones más desesperanzadoras de la democracia argentina“, vaticina el politólogo Pablo Touzón, director de la consultora Escenarios, en diálogo con El Cronista. Y desliza que el factor dominante en esta elección, más allá de los efectos inmediatos de la economía, es el del liderazgo. “De manera insólita, en un país presidencialista, nos acostumbramos a no tener en claro donde residía el poder. Fue traumático en algún punto“, remarca.

Modelos de liderazgo en pugna: quién encarna qué en las PASO

La pelea en la UP apunta a recomponer el concepto de liderazgo en un primer paso; luego asomará el desafío de cómo hacerlo funcionar de un modo equilibrado dentro de la coalición, que es lo que funcionó mal en este turno y generó todo tipo de fricciones internas. Mientras que dentro de las filas del PRO, en cambio, la batalla en las primarias ilustra dos tipos de líderes muy distintos.

Con todo, UP y Juntos comparten la idea que sus líderes se mueven dentro del sistema mientras que el voto que decanta hacia Milei, la tercera fuerza en discordia en esta elección, se asocia con aquellas personas que solo quieren implosionarlo. Las encuestas que bucean en las valoraciones de sus votantes muestran perfiles renuentes, en su mayoría, a recortar al Estado o reducir derechos conquistados lo que, a ojos de los analistas, sugiere que el economista suma más con su prédica “anticasta” que con sus preceptos libertarios.

No es casual que en el tramo final de la campaña, Milei arengara una vez más el grito de guerra de 2001, “que se vayan todos”. Tampoco que buscara madrinar la insatisfacción actual con la democracia que ilustran los estudios de opinión y expone el ausentismo y el voto blanco con el dramático desenlace de la Argentina hace poco más de 20 años.

La Argentina que se adentra en el proceso electoral que determinará su futuro es un país donde reina el sentido del vacío, muy distinta al clima de expectativa que se vivió en forma alterna en 2015 y 2019. Consultados respecto a qué características debía tener el próximo Presidente, en un trabajo de Escenarios, Touzón cuenta que la coherencia entre su programa y la gestión terminaba ponderada muy por debajo de atributos como la firmeza y la energía en su personalidad.

¿De qué forma puede impactar el crimen de la pequeña de 11 años en los resultados del 13 de agosto? No hay respuesta. O la habrá, quizás, en una lectura posterior, el 14. Si una parte del electorado elige leer el proceso como una ratificación del sistema tal cual funciona, puede que Milei capitalice esa bronca. O lo haga el ausentismo y el voto en blanco.

Si atribuyen, en cambio, alguna responsabilidad a las autoridades, el fiel de la balanza se inclinará contra aquel a quien la tendencia predominante cargue con la culpa, sea el municipio bullrichista o la gobernación kirchnerista.

El examen interno al que se someten Juntos y UP

Las dos coaliciones se someten, por lo pronto, a una suerte de introspección pública en la que reconocen deudas frente al electorado. El oficialismo nacional, por todo lo que no pudieron llevar a cabo más allá de los argumentos que esgrimen sobre las limitaciones producto de la pandemia, la guerra de Rusia y Ucrania y la sequía, además de los condicionamientos de la deuda con el FMI.

En el caso de Juntos también hay una evaluación acerca de lo que falló entre 2015 y 2019. Aunque lo que evidencia su duelo interno son lecturas contrapropuestas sobre qué faltó en la gestión de Mauricio Macri. Cuestiones metodológicas más que programáticas porque en definitiva la agenda económica no difiere tanto salvo por ciertas propuestas puntuales, como la idea de Bullrich de levantar el cepo de un día para otro, que suena más a promesa electoral que decisión tomada.

Para la exministra de Seguridad, lo que faltó fue “coraje”, contundencia y velocidad. Un discurso que se empareja, y no por casualidad, con el diagnóstico del propio Macri que en la última semana dejó implícitamente clara su preferencia. “Ecuánime, pero no neutral“, habían prometido en su entorno cuando iniciaba la campaña. En el bunker larretista, la lectura es que lo que falló fue precisamente la unilateralidad que valoran sus rivales y que se necesita una construcción política más amplia.

Las diferencias metodológicas, eventualmente, pueden determinar un giro hacia las fuerzas libertarias de Bullrich, para sumar apoyos legislativos, o un armado hacia el centro ampliado de Larreta, de la mano de la UCR. Tampoco una convivencia eventual de Massa con una lista de fuerte predominio kirchnerista comunica una armonía en los años por venir si se impone. Los presidencialismos en Argentina no conviven bien con las coaliciones aunque cada vez más las coaliciones son la regla y ya no la excepción, en todas partes del mundo.

En muchos aspectos, estamos frente a una ‘elección de fin de ciclo’, esa es la sensación que despiertan. Una elección en la que estuvieron prácticamente ausentes Mauricio Macri y Cristina Kirchner, los dos líderes de las coaliciones que dominaron los últimos 20 años de democracia y tras lo cual no queda claro aún qué horizonte asoma. Y además es una campaña que termina de la peor forma posible“, explica a El Cronista Shila Vilker, directora de la consultora Trespuntozero

Sin dudas, la forma como los precandidatos transiten el domingo próximo los posicionará en la línea de largada de la siguiente etapa, hacia las generales, donde es posible que la participación y el interés crezcan, a juzgar por las tendencias del pasado. Más allá de su coyuntura, el escenario 2023 difiere de aquel de 2019 en cuanto a que ya no hay un monopolio de la iniciativa política por parte de ninguna de las dos coaliciones. Ese será el gran desafío para quienes crucen el umbral del 1,5% para dar el paso siguiente.

Fuente: Cronista