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La guerra del gobierno contra el robo de combustible provoca un caos en México

La guerra del gobierno contra el robo de combustible provoca un caos en México

México vive una situación insólita con los combustibles. Desde hace dos semanas el nuevo presidente, Andrés López Obrador, lanzó una crucial guerra contra las mafias que roban gasolina de los ductos y los depósitos de la petrolera estatal Pemex, algo que había crecido a niveles críticos. Esto derivó en un fuerte desabastecimiento y, consecuentemente, despertó el malestar popular ya que hay que hacer largas colas para poder cargar naftas.

Ante las críticas, el mandatario se vio obligado ayer a dar explicaciones. En un discurso por televisión garantizó que hay suficiente combustible para abastecer a toda la población, y le pidió a los mexicanos que colaboren en la campaña contra este flagelo al que se lo conoce popularmente como “huachicoleo”.

Militares custodian la distribución de combustible en estaciones de servicio. (EFE)

Militares custodian la distribución de combustible en estaciones de servicio. (EFE)

El término deriva de Huachicol, una bebida adulterada derivada del tequila que es rebajada con alcohol de caña y luego vendida, pese a su mala calidad.

“Estamos operando en este plan para evitar el robo de combustible, terminar con el huachicoleo por el daño que ha causado a la sociedad y a la nación”, dijo López Obrador, buscando atenuar los efectos del desabastecimiento.

Se calcula que el robo de combustible le provoca al Estado pérdidas por 3.000 millones de dólares al año. Lo peor es que el delito fue creciendo desmesuradamente. Sólo el año pasado aumento un 50%, lo que llevó al gobierno a tomar estas medidas.

Obreros protegen con una valla de acero una estación de servicio de Pemex en Ciudad de México. (EFE)

Obreros protegen con una valla de acero una estación de servicio de Pemex en Ciudad de México. (EFE)

El robo de combustible surgió como uno de los nuevos nichos en la estrategia de diversificación del crimen organizado, más prometedor que otras actividades ilegales como el tráfico de drogas, el secuestro o la extorsión.

Y esto es porque resulta cada vez más fácil succionar la gasolina de la vasta red de ductos, subterráneos o al aire libre, instalados desde las refinerías a las terminales de distribución de Pemex. Lo hacen con apoyo de expertos y de equipo sofisticado. También lo roban de los centros de almacenamiento, con complicidad interna.

Todo este esquema ilegal se vio favorecido por el alto grado de corrupción que tiene México. Dentro de este plan de saneamiento las autoridades ya detuvieron a varios empleados de Pemex que estaban vinculados a las bandas “huachicoleras”.

La gran mayoría de este combustible se adultera y se vende a bajos precios en estaciones de servicios. Una de las zonas donde la disputa es más encarnizada es el llamado “Triángulo Rojo”, en el estado de Puebla, al oriente de la capital, donde militares y marinos han enfrentado a células del Cartel Jalisco Nueva Generación, Los Zetas, Cartel del Golfo y Cartel de Santa Rosa de Lima.

Para frenar este negocio ilegal el gobierno cambió el sistema de distribución. Cerró la mayoría de los ductos y comenzó a utilizar camiones cisternas para entregar el combustible en los centros de venta. Pero esto ralentizó la distribución e, incluso, bloqueó su llegada a varios estados.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, muestra una gráfica con los comportamientos del robo de gasolina. (EFE)

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, muestra una gráfica con los comportamientos del robo de gasolina. (EFE)

Si bien bajó sensiblemente el robo de gasolina, se ha generado un fuerte desabastecimiento. A esto se sumó una especie de sicosis general por acaparar combustible.

La crisis se convirtió en un campo fértil para los especuladores. En los últimos días surgieron numerosas anuncios en Facebook ofreciendo bidones de gasolina, claro que a un precio mucho más alto. En lugar de los 21 pesos (1,10 dólares) que cuesta el litro en las estaciones de servicio lo venden a 32 pesos (1,67 dólares).

El gobierno de López Obrador puso todas las dependencias posibles a trabajar contra esta actividad criminal, incluyendo a fuerzas de la policía federal, de la Marina y del Ejército. Más de 4.000 efectivos fueron destinados a proteger los ductos para evitar que sean saqueados.

Durante la conferencia de prensa López Obrador recurrió a las banderas de campaña. Aseguró que quienes roban ahora gasolina tendrán dentro de poco un puesto de trabajo por lo que no necesitarán dedicarse a esa actividad criminal.

Agregó que a partir de ahora “no hay justificación para que se cometan estos ilícitos pues ya hay autoridad moral en el gobierno”. Por eso le pidió a la gente “que nos ayude para normalizar esta situación”.

Fuente: Clarín

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