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Colillas de cigarrillos, grandes contaminantes que se han convertido en un problema para Mendoza

Colillas de cigarrillos, grandes contaminantes que se han convertido en un problema para Mendoza

Son pocos los municipios que se asociaron con una empresa para poder recolectarlas y que puedan ser transformadas en ladrillos ecológicos. Una sola es capaz de contaminar más de 50 litros de agua.

Presentes en las veredas, acumuladas en las paradas de colectivos y ocultas entre la chipica de las plazas, las colillas de cigarrillos se han convertido en un verdadero problema para Mendoza. Una sola es capaz de contaminar más de 50 litros de agua.

Hasta el momento, son pocos los municipios que se asociaron con una empresa para poder recolectarlas y que puedan ser transformadas en ladrillos ecológicos; mientras que los llamados “colilleros” van apareciendo paulatinamente en toda la provincia por acción de los ecologistas.

Se estima que en Argentina los fumadores descartan cerca de 80 millones de colillas de cigarrillos diarios, uno de los productos más contaminantes del planeta, que no es biodegradable y que supone un desafío económico, ecológico y social de primer nivel.

 

Las colillas de cigarrillos pueden transformarse en ladrillos ecológicos.

 

Y es que sus lixiviados (líquidos resultantes del contacto con el agua) contienen más de 7 mil elementos tóxicos letales que se liberan rápidamente.

Luján de Cuyo, Ciudad de Mendoza, La Paz y General Alvear son algunas de las comunas que están llevando políticas para lograr mitigar el problema.

“Aproximadamente juntamos unos 50 kilos de colillas en 6 meses”, indicó Ítalo Vinci, coordinador de Luján Joven, quien detalló que se han colocado hasta el momento unos 10 colilleros en espacios públicos y parques.

El funcionario adelantó que están preparando una campaña para seguir concientizando a los fumadores y cambiar el hábito de arrojarlas en la vía pública, en lugar de apagarlas y depositarlas en basureros.

Actualmente se conocen dos estudios sobre el tema: un paper de la Universidad de Berlín de 2014, que reveló que este desecho puede contaminar hasta 1.000 litros de agua, y otro de Argentina desarrollado por Universidad de San Luis que estableció que puede afectar más de 50 litros.

Incluso, la Organización Mundial de la Salud cifró en 2017 que el tabaco produce entre 340 y 680 millones de kilogramos de residuos.

En este sentido, desde la municipalidad de la Ciudad de Mendoza, Sebastián Fermani, subsecretario de Ambiente y Desarrollo Sostenible, recordó que a través de la ordenanza 3.999 de 2020 se declararon los Espacios Libres de Humo, entre ellos las plazas, con la instalación de 72 colilleros y sectores delimitados para fumadores.

De acuerdo con la normativa, las personas que incumplan con la prohibición de fumar fuera de las zonas habilitadas serán multadas por personal de preventores. También recibirán una sanción quienes arrojen una colilla fuera del colillero.

“Aún no tenemos estadísticas ya que los colilleros tardan mucho en llenarse y los números del año pasado no serían representativos con la pandemia de por medio. Otro problema que tenemos es el vandalismo”, indicó, pero estimó que en la Plaza Chile los contenedores se vacían cada tres meses.

 

Ciudad de Mendoza tiene una ordenanza que prohíbe fumar en plazas.

Ladrillos ecológicos

Alexis Lemos, al frente de Reciclemos, la empresa encargada de captar ese desecho y transformarlo en ladrillos llamados Cigabrick, indicó que “existen distintos canales para recolectar este producto: a través del activismo de ecologistas en todo el país, empresas y municipios con planes de reciclajes”.

“Aplicando un proceso biotecnológico en nuestro laboratorio mediante la biorremediación, transformamos y reciclamos las colillas en biopolímeros aislantes que utilizamos en cierto porcentaje en la producción de nuestros ladrillos ecológicos para la construcción”, dijo.

Lemos aclaró que el desarrollo del biopolímetro denominado Cigapol no genera contaminación ni residuos tóxicos ya que el tratamiento que se aplica a las colillas es de “transformación y no de limpieza, sanitización o incineración”.

Alexis Lemos

“Parte de nuestra fórmula original es la composición de la mezcla del sustrato de cultivo utilizado, el cual está formado por distintos elementos naturales a los que sumamos las colillas o residuos del cigarrillo y al que finalmente inyectamos un grupo de distintos microorganismos que se alimentan de la toxicidad, algunas de las genéticas utilizadas en nuestros procedimientos tienen más de 25 años de entrenamiento en el desarrollo de su resistencia, crecimiento y capacidad de alimentarse de la alta toxicidad. En el proceso liberan enzimas que mineralizan el material”, contó.

Concretamente, el ladrillo está formado principalmente de cemento, arena de alta calidad y otros componentes, además del biopolímero aislante. Estos materiales son compactados a presión con fuerza de 6 toneladas mediante procedimientos con maquinaria industrial.

A su vez, cada bloque puede estar compuesto por unas 40 colillas, es 4 veces más resistente que uno tradicional, funciona como un Lego y cuesta actualmente unos $48, cada uno, un poco más que uno tradicional.

Fuente: Diario El Sol

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