fbpx

Es uno de los prófugos de asesinato más buscados de Mendoza y habló desde la clandestinidad

Es uno de los prófugos de asesinato más buscados de Mendoza y habló desde la clandestinidad

Juan Ángel Andrada Mercado (27), está acusado en el crimen del empresario Emilio Giménez, accedió a una entrevista con El Sol y aseguró que es inocente. Explicó por qué su ADN fue hallado en uno de los vehículos que utilizó la banda en el asalto fatal y pidió a la Justicia que busque más pruebas.

El 20 de setiembre del año pasado, cinco días después del asesinato durante un asalto del empresario Emilio Giménez (49) en Guaymallén, el fiscal de Homicidios Carlos Torres recibió un informe del director del Registro de Huellas Genéticas y jefe del Laboratorio de Genética Forense, Miguel Marino, en el que se identificaba a dos hermanos como posibles partícipes en el hecho de inseguridad. El escrito fue incorporado rápidamente en la causa por la importancia de su contendido, al igual que el prontuario de los sospechosos.

Los efectivos de Policía Científica que trabajaron en las escenas que tuvo el hecho habían levantado rastros genéticos de los dos vehículos que utilizó la banda para intentar robarle casi 6 millones de pesos y dólares que transportaba el empresario frutihortícola en su camioneta VW Amarok blanca por las calles Manzano y Jorge Newbery del distrito Villa Nueva, y el cotejo era fundamental para el líder de la investigacióna fin de direccionar la pesquisa.

El resultado arrojó que las muestras pertenecían a Juan Ángel y Ricardo Javier Andrada Mercado, nacidos el 7 de setiembre de 1995 y el 5 de julio de 1992, respectivamente, oriundos de Jesús Nazareno.

Ambos quedaron en la orden día. Con el paso de los meses, el mayor de ellos, conocido como el Pica, fue capturado en una plaza de San Salvador de Jujuy a fines de diciembre.

Trabajaba de quiosquero en esa provincia y con lo poco que ganaba lograba mantenerse fuera del radar de los detectives. Un familiar lo “bancaba” en un barrio conflictivo e información que trabajaron los policías de Investigaciones fue fundamental para saber cómo fueron sus últimos pasos hasta llegar al norte argentino.

Este hombre de 30 años está imputado con otros presuntos autores por el intento de asalto fatal: el penitenciario Cristian Willy Rivero (de 49 años y primer acusado en caer en las redes policiales), su hijo Gustavo (atrapado a principios de este año en una villa de Capital Federal) y Walter el Corcho Sáez (capturado en Chubut).

Sólo quedan dos sospechosos en la calle para cerrar la primera parte de la instrucción, debido a que el caso todavía tiene un par de sujetos NN: uno es Maximiliano Martínez Llaneza (también con ADN positivo) y el citado Juan Ángel Andrada Mercado. Estos se transformaron con el paso de los meses en dos de los hombres más buscados de Mendoza por los detectives judiciales y policiales de Homicidios.

Luego de un trabajo periodístico desarrollado durante meses, El Sol tuvo contacto con Juan Ángel Mercado mientras continúa en la clandestinidad. Durante una entrevista contó que no participó en el asalto que terminó con la vida de Giménez y pidió al fiscal Torres que profundice la instrucción en lo que respecta a la búsqueda de pruebas vinculadas a su persona. Explicó por qué sus rastros genéticos se encontraban en una de las camionetas de alta gama que la gavilla utilizó para cortarle camino al empresario en la tarde del 15 de setiembre y aseguró que a la única persona que conoce del resto de los imputados es a su hermano.

“No tengo nada que ver con el hecho. Soy inocente. Busquen las pruebas”, pidió a los detectives del caso. Y agregó: “No conozco a los otros. No los tengo en el Facebook ni en el WhatsApp. Ellos son de otro club (Independiente Rivadavia) y yo simpatizo con el Tomba (Godoy Cruz); es más, no me gusta ir a la cancha”.

Juan Ángel Mercado, quien contó que realizaba changas en una feria del Este y también trabajaba en cuadrillas de recolección de verduras en el campo, asegura que pasa sus días encerrado como si estuviese en una cárcel desde que trascendió su identidad con pedido de captura (existe una recompensa de 700.000 pesos para aquellas personas que puedan aportar datos certeros) y no tiene temor de quedar a disposición de la Justicia. “Estoy aislado, sobreviviendo como he podido. Yo me quiero presentar”, señaló; dando a entender que eso sería posible si se incorporara una serie de pruebas que solicitó en el expediente a través de su abogado.

Justamente, esto se vincula a un pedido que realizó Andrada Mercado en la causa para que los pesquisas busquen lo que registraron cámaras de seguridad del microcentro de la provincia el día y la hora en que se produjo el crimen de Giménez. “Yo había llevado a mi novia a comprar zapatillas al centro. Estuvimos una hora y pico buscando porque ella estaba indecisa, hay un montón de cámaras para buscar. Fuimos a Sport Total, a Maxi y otros locales (de venta de indumentaria)”, señaló el oriundo de Guaymallén.

En un principio y en el expediente, Andrada presentó un escrito para que se buscaran las imágenes de lo que registró la cámara de seguridad ubicada en calles Lavalle y Buenos Aires, en Ciudad, en una playa de estacionamiento. Sin embargo, dijo que no hubo novedad con respecto a esto.

Fuentes judiciales que hablaron con este diario señalaron que los aparatos estaban rotos y no filmaban. “No han ido a buscar las cámaras. No han hecho su trabajo. Las cámaras ‘desaparecieron’, el dueño (de la playa) se murió. Pero hay un montón de cámaras en la ciudad. En Vicente Zapata, en los locales donde fuimos, las de tránsito, pero no me han dado respuesta”, reiteró el sospechoso, quien confirmó que en la tarde del crimen se movilizaba en un Peugeot 207 gris humo (modelo 2009).

Andrada Mercado también habló de la prueba más importante que tiene el fiscal en su contra: el ADN positivo. La banda que atacó a Giménez circulaba en, al menos, tres vehículos: uno en el que iban los personajes que realizaron el seguimiento de la víctima desde la Feria de Guaymallén y pasaban data al resto de los integrantes (un Fiat Tipo champagne, con Cristian Rivero y su hijo Gustavo, más un NN) y dos camionetas de alta gama robadas, una Toyota RAV4 gris y una Jeep Renegade Blanca.

La víctima conducía una Amarok y se dirigía a su casa después de salir de la feria, donde tenía un par de puestos. La emboscada terminó trágicamente: la Toyota se colocó detrás de él y la Jeep, delante. Le cortaron el paso. Giménez hizo marcha atrás e intentó escapar de la escena. Destrozó la RAV4 y terminó incrustada en una esquina. Uno de los malvivientes se bajó y disparó dos veces a corta distancia.

Emilio Giménez tenía 49 años, estaba casado y era padre de dos hijos.

Uno de los plomos, calibre 22, impactó en el pecho de la víctima luego de atravesar su brazo. Murió a los pocos minutos. La organización delictiva escapó en la Jeep y dejó abandonada la Toyota. Policía Científica trabajó en los rodados y levantó muestras genéticos de ambas camionetas, además de encontrar un teléfono celular marca Huawei que sirvió con el paso de los días para identificar al Corcho Sáez.

En la puerta trasera izquierda de la Jeep, debajo de la manija para abrirla, resaltaban unas gotas de sangre. Esos rastros hemáticos fueron comparados con los del registro del laboratorio forense y se obtuvo como resultado que el perfil genético era masculino y pertenecía a Maximiliano Martínez Llaneza.

Del volante y la palanca de cambios de la otra camioneta también se levantó material genético: resultó positivo con el Pica Andrada Mercado. En un barbijo negro y un guante de trabajo también había rastros que llevaron a identificar a Juan Ángel Andrada. Para esa prueba, el sospechoso tuvo una respuesta: “Eso fue porque mi hermano me había llevado a comprar unas herramientas” los días anteriores. Por eso solicitó al Ministerio Público que “labure como tiene que ser en búsqueda de justicia y lo que dice la ley. Que haga bien su trabajo. Que demuestre mi inocencia”.

Por último, Andrada Mercado le habló a la familia de Giménez y reiteró que él no tiene nada que ver con el hecho de inseguridad. “Incentiven al fiscal para que busque a los verdaderos culpables”.

Cuál era su situación

Los hermanos Andrada Mercado se encontraban en libertad condicional al momento del pedido de captura por el crimen de Giménez. Ambos habían sido condenados el 1 de junio del 2021 por el Juzgado Panel Colegiado Nº2 a 3 años de prisión en suspenso por robo agravado por ser cometido en poblado y en banda, encubrimiento simple, supresión de la numeración de un objeto registrable y desobediencia.

El hecho había ocurrido en Luján el 18 de mayo de ese año después de una persecución. Gracias a esa causa le extrajeron dos días después muestras de saliva para incorporarlas a la base de muestras genéticas, utilizada por la provincia desde hace pocos años para la investigación criminal.

Persecución y muerte

Los investigadores creen que el ataque al empresario Giménez se planeó durante días. Un datero pasó información a una organización criminal –que, se cree, venía cometiendo asaltos en el Gran Mendoza– sobre los movimientos diarios de dinero que realizaba en la Feria de Guaymallén y lo marcaron.

El 15 de setiembre del año pasado, cuando faltaban 10 minutos para las 15, arribó hasta la Feria de Guaymallén un Fiat Tipo que estaba al mando de Cristian Rivero, un penitenciario que se encontraba de licencia psiquiátrica. Lo acompañaban dos personas: una era su hijo, se desprende de la instrucción.

A esa hora, Giménez se encontraba en el predio. Y Gustavo Rivero, agrega la reconstrucción, bajó del Fiat y comenzó a realizar un seguimiento de la víctima. Llevaba un teléfono en la mano y les pasaba la información a otros presuntos integrantes de la banda. Así quedó registrado por las cámaras de seguridad de la feria, que fueron reveladas por este diario.

A las 16.07, los Rivero y otra persona no identificada comenzaron a seguir a Giménez por diversas calles de Guaymallén. La Amarok del empresario era seguida desde cerca. Y las comunicaciones entre los miembros de la banda, quienes transitaban en una Toyota y una Jeep, eran incesantes.

Cuando estaba a pocos kilómetros de su casa y mientras hablaba por teléfono con un socio (le dijo que estaba sufriendo un asalto), los delincuentes decidieron actuar: le cortaron el paso en Padre Manzano y Jorge Newbery y le dispararon con una pistola calibre 22.

Buscaban el dinero que transportaba pero no consiguieron llevárselo. El proyectil impactó en el brazo izquierdo e ingresó por la cavidad torácica y perforó el pulmón de ese sector, el corazón y el pulmón derecho. Murió a los pocos minutos en el asiento del conductor. El lugar se llenó de curiosos y la banda escapó a toda velocidad en la camioneta Jeep. La abandonaron en Colombia y Sarandí.

Con el paso de las horas, los detectives comenzaron a identificar sospechosos. Cayeron Cristian Rivero (también ex jefe de seguridad de Independiente Rivadavia) y otro joven que luego fue liberado. Después fue atrapado el Corcho Saez, el Pica Andrada Mercado y Gustavo Rivero.

Este último, también vinculado con la barra de la Lepra –su hermano Cristian Chori Rivero está preso por el asesinato de un hincha conocido como Gabito en enero del 2021 en el Parque General San Martín durante los festejos por un nuevo aniversario del club en medio de una interna de la parcialidad más violenta–, era bancado en una villa de Capital Federal.

Hinchas de Barracas Central y Deportivo Morón lo ocultaban en el asentamiento conocido como 21-24. La recompensa fue clave para que sus allegados se quebraran y contaran dónde se ocultaba.

Juan Andrada, quien asegura que es inocente, y Maximiliano Martínez Llaneza, son quienes están en la mira de los detectives. Sin embargo, encontrarlos se ha transformado en un serio dolor de cabeza.

Fuentes consultadas por este diario sostienen que Martínez Llaneza pudo salir del país (hacia Chile) con la ayuda de un camionero amigo de su padre y por eso existe un pedido de captura internacional a través de Interpol. Por su parte, nada han logrado obtener sobre el paradero de Andrada.

Fuente: Elsol